Voyme de ti alejando por instantes,
oh gran Sevilla, el corazón cubierto
de triste luto, y del contino llanto
profundamente aradas mis mejillas;
(...)
Mas ¡ay! lejos de ti, Sevilla, lejos
de vosotros, oh amigos, ¿cómo puede
ser de mi corazón huésped el gozo?
¿Por ventura moraron de consuno
alguna vez la pena y el contento?
(...)
eternos compañeros
de mi florida edad, dulces amigos,
pedazos de mi alma, ¿dó estáis hora?