martes, 23 de octubre de 2018

Walt Whitman - Pioneers! O pioneers!

All the past we leave behind,
We debouch upon a newer mightier world, varied world,
Fresh and strong the world we seize, world of labor and the march,
Pioneers! O pioneers!

We detachments steady throwing,
Down the edges, through the passes, up the mountains steep,
Conquering, holding, daring, venturing as we go the unknown ways,
Pioneers! O pioneers!

(Todo el pasado dejamos atrás,
Salimos a un mundo más nuevo y poderoso, a un mundo variado,
Fuertes y frescos el mundo tomamos, un mundo de trabajo y de marcha,
¡Pioneros, oh pioneros!

Mandamos destacamentos sin cesar
Por los precipicios, los desfiladeros, las montañas escarpadas,
Conquistando, resistiendo, arriesgándonos, aventurándonos yendo por caminos desconocidos,
¡Pioneros, oh pioneros!
)

Alfred Tennyson - Ulises

Come, my friends,
'T is not too late to seek a newer world.
Push off, and sitting well in order smite
The sounding furrows; for my purpose holds
To sail beyond the sunset, and the baths
Of all the western stars, until I die.
It may be that the gulfs will wash us down:
It may be we shall touch the Happy Isles,
And see the great Achilles, whom we knew.
Tho' much is taken, much abides; and tho'
We are not now that strength which in old days
Moved earth and heaven, that which we are, we are;
One equal temper of heroic hearts,
Made weak by time and fate, but strong in will
To strive, to seek, to find, and not to yield.

(Adelante, amigos míos,
no es demasiado tarde para buscar un mundo más nuevo.
Partid y, sentados en orden, aplastad
los sonoros surcos, pues tengo el propósito
de navegar más allá del crepúsculo y de las aguas
de todas las estrellas del oeste hasta que muera.
Acaso nos engullan los abismos,
acaso lleguemos a las islas afortunadas
y veamos al gran Aquiles, a quien conocemos.
Por mucho que se nos arrebate, mucho permanecerá;
y aunque ya no somos aquella potencia que antaño
 movió cielo y tierra, somos los que somos.
Todos con la misma disposición, la de unos corazones heroicos
debilitados por el tiempo y el destino, pero resueltos
a luchar, buscar, encontrar y no rendirse jamás.
)


Edmund Spenser - La reina de las hadas

El sueño tras la brega,
tras los mares tempestuosos, el puerto,
la calma tras la guerra,
la muerte tras la vida,
producen gran contento.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Federico García Lorca - Romance sonámbulo

           A Gloria Giner
       
   y a Fernando de los Ríos

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.

              *

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

              *

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

              *

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.

              *

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

              *

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

Alfonso Camín - Cuando retorno

Cuando retorno a la quintana, pienso
en lo que fui y en lo que soy; recorro
la altiva cumbre, el farallón inmenso,
el peñascal de donde salta el chorro
fuerte del manantial. El humo denso
del horno familiar. El abejorro
en los castaños. El maíz suspenso
de la panera en la heredad. El corro
de mozas en el baile y en la fuente,
el roble hermano que al terrón se aferra,
y me interroga inexorablemente:
si soy el roble con el viento en guerra,
¿cómo viví con la raíz ausente?
¿Cómo se puede florecer sin tierra?

viernes, 31 de agosto de 2018

Garcilaso de la Vega - Égloga I

(fragmento)

Divina Elisa, pues agora el cielo
con inmortales pies pisas y mides,
y su mudanza ves, estando queda,
¿por qué de mí te olvidas y no pides
que se apresure el tiempo en que este velo
rompa del cuerpo y verme libre pueda,
        y en la tercera rueda,
        contigo mano a mano,
        busquemos otro llano,
busquemos otros montes y otros ríos,
otros valles floridos y sombríos
donde descanse y siempre pueda verte
        ante los ojos míos,
sin miedo y sobresalto de perderte?


viernes, 17 de agosto de 2018

José Agustín Goytisolo - Bolero para Jaime Gil de Biedma

A ti te ocurre algo
yo entiendo de estas cosas:
hablas a cada rato
de gente ya olvidada
de calles lejanísimas
con farolas a gas
de amaneceres húmedos
de huelgas de tranvías
cantas horriblemente
no dejas de beber
y al poco estás peleando
por cualquier tontería;
yo que tú ya arrancaba
a que me viera el médico
pues si no un día de éstos
en un lugar absurdo
en un parque, en un bar
o entre las frías sábanas
de una cama que odies
te pondrás a pensar
a pensar, a pensar
y eso no es bueno nunca
porque sin darte cuenta
te irás sintiendo solo
igual que un perro viejo
sin dueño y sin collar.

viernes, 15 de junio de 2018

Miguel Hernández - Romancillo de mayo

Por fin trajo el verde mayo
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas.

Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.

En los templados establos
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman.

La cabra cambia de pelo,
cambia la oveja de lana,
cambia de color el lobo
y de raíces la grama.

Son otras las intenciones
y son otras las palabras
en la frente y en la lengua
de la juventud temprana.
Van los asnos suspirando
reciamente por las asnas.
Con luna y aves, las noches
son vidrio de puro claras
las tardes, de puro verdes,
de puro azul, esmeraldas;
plata puras, las auroras
parecen de puro blancas
y las mañanas son miel
de puro y puro doradas.

Campea Mayo amoroso
el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en aire ronda faldas...



jueves, 31 de mayo de 2018

Carmen Conde Abellán - Lluvia en mayo

¡Cuán hermosa tú, la desvelada!
Te lleva y te moldea dulce viento
encima de jardines y de estatuas.
Tu cuerpo es el de Venus en la orilla
eternamente mar dentro del alba.

Acude siempre a mí, séme propicia.
La fiesta de las hojas en sus ramas
te rinden los esbeltos soñadores
que en movibles racimos se levantan.

No tengo ni una flor... Sólo mi tronco
aloja por frutal una campana.
Lluvia que contemplo, melancólica:
no crezcas para mí. Vivo inundada.

lunes, 28 de mayo de 2018

Fray Luis de León - Oda I. Vida retirada

¡Qué descansada vida
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la escondida
senda, por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido;

  Que no le enturbia el pecho
de los soberbios grandes el estado,
ni del dorado techo
se admira, fabricado
del sabio Moro, en jaspe sustentado!

  No cura si la fama
canta con voz su nombre pregonera,
ni cura si encarama
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad sincera.

  ¿Qué presta a mi contento
si soy del vano dedo señalado;
si, en busca deste viento,
ando desalentado
con ansias vivas, con mortal cuidado?

  ¡Oh monte, oh fuente, oh río,!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.

  Un no rompido sueño,
un día puro, alegre, libre quiero;
no quiero ver el ceño
vanamente severo
de a quien la sangre ensalza o el dinero.

  Despiértenme las aves
con su cantar sabroso no aprendido;
no los cuidados graves
de que es siempre seguido
el que al ajeno arbitrio está atenido.

  Vivir quiero conmigo,
gozar quiero del bien que debo al cielo,
a solas, sin testigo,
libre de amor, de celo,
de odio, de esperanzas, de recelo.

  Del monte en la ladera,
por mi mano plantado tengo un huerto,
que con la primavera
de bella flor cubierto
ya muestra en esperanza el fruto cierto.

  Y como codiciosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta llegar corriendo se apresura.

  Y luego, sosegada,
el paso entre los árboles torciendo,
el suelo de pasada
de verdura vistiendo
y con diversas flores va esparciendo.

  El aire del huerto orea
y ofrece mil olores al sentido;
los árboles menea
con un manso ruido
que del oro y del cetro pone olvido.

  Téngase su tesoro
los que de un falso leño se confían;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porfían.

  La combatida antena
cruje, y en ciega noche el claro día
se torna, al cielo suena
confusa vocería,
y la mar enriquecen a porfía.

  A mí una pobrecilla
mesa de amable paz bien abastada
me basta, y la vajilla,
de fino oro labrada
sea de quien la mar no teme airada.

  Y mientras miserable-
mente se están los otros abrazando
con sed insaciable
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.

  A la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído
al son dulce, acordado,
del plectro sabiamente meneado.

jueves, 19 de abril de 2018

Mario Benedetti - Informe sobre caricias

1
La caricia es un lenguaje
si tus caricias me hablan
no quisiera que se callen

2
La caricia no es la copia
de otra caricia lejana
es una nueva versión
casi siempre mejorada

3
Es la fiesta de la piel
la caricia mientras dura
y cuando se aleja deja
sin amparo a la lujuria

4
Las caricias de los sueños
que son prodigio y encanto
adolecen de un defecto
no tiene tacto

5
Como aventura y enigma
la caricia empieza antes
de convertirse en caricia

6
Es claro que lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación

Rubén Darío - Canción de otoño en primavera

A Gregorio Martínez Sierra

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.

Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.

Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.

Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...

En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...

Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.

Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;

y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.

¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.

En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!

José Hierro - Réquiem

Manuel del Río, natural
de España, ha fallecido el sábado
once de mayo, a consecuencia
de un accidente. Su cadáver
está tendido en D'Agostino
Funeral Home. Haskell. New Jersey.
Se dirá una misa cantada
a las nueve treinta, en St. Francis.

Es una historia que comienza
con sol y piedra, y que termina
sobre una mesa, en D'Agostino,
con flores y cirios eléctricos.
Es una historia que comienza
en una orilla del Atlántico.
Continúa en un camarote
de tercera, sobre las olas
-sobre las nubes- de las tierras
sumergidas ante Platón.
Halla en América su término
con una grúa y una clínica,
con una esquela y una misa
cantada, en la iglesia St. Francis.

Al fin y al cabo, cualquier sitio
da lo mismo para morir:
el que se aroma de romero,
el tallado en piedra, o en nieve,
el empapado de petróleo.
Da lo mismo que un cuerpo se haga
piedra, petróleo, nieve, aroma.
Lo doloroso no es morir
acá o allá...

Requiem aeternam,
Manuel del Río. Sobre el mármol
en D'Agostino, pastan toros
de españa, Manuel, y las flores
(funeral de segunda, caja
que huele a abetos del invierno),
cuarenta dólares. Y han puesto
unas flores artificiales
entre las otras que arrancaron
al jardín... Liberame domine
de morte aeterna... Cuando mueran
James o Jacob verán las flores
que pagaron Giulio o Manuel...

Ahora descienden a tus cumbres
garras de águila. Dies irae.
Lo doloroso no es morir
Dies illa acá o allá,
sino sin gloria...
Tus abuelos
fecundaron la tierra toda,
la empapaban de la aventura.
Cuando caía un español
se mutilaba el universo.
Los velaban no en D'Agostino
Funeral Home, sino entre hogueras,
entre caballos y armas. Héroes
para siempre. Estatuas de rostro
borrado. Vestidos aún
sus colores de papagayo,
de poder y fantasía.

El no ha caído así. No ha muerto
por ninguna locura hermosa.
(Hace mucho que el español
muere de anónimo y cordura,
o en locuras desgarradoras
entre hermanos: cuando acuchilla
pellejos de vino, derrama
sangre fraterna). Vino un día
porque su tierra es pobre. El mundo
Liberame Domine es patria.
Y ha muerto. No fundó ciudades.
No dió su nombre a un mar. No hizo
más que morir por diecisiete
dólares (él los pensaría
en pesetas). Requiem aeternam.
Y en D'Agostino lo visitan
los polacos, los irlandeses,
los españoles, los que mueren
en el week-end.

Requiem aeternam.
Definitivamente todo
ha terminado. Su cadáver
está tendido en D'Agostino
Funeral Home. Haskell. New Jersey.
Se dirá una misa cantada
por su alma.

Me he limitado
a reflejar aquí una esquela
de un periódico de New York.
Objetivamente, sin vuelo
en el verso. Objetivamente.
Un español como millones
de españoles. No he dicho a nadie
que estuve a punto de llorar.

Rosalía de Castro - Negra sombra

Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.

(Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
a los pies de mis cabezales,
tornas haciéndome mofa.

Cuando imagino que te has ido,
en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que zumba.

Si cantan, eres tú que cantas,
si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.

En todo estás y tú eres todo,
para mí y en mi misma moras,
ni me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras.
)

Viktor Frankl - El hombre en busca de sentido


(en el campo de concentración...)

Mientras marchábamos a trompicones durante kilómetros, resbalando en el hielo y apoyándonos continuamente el uno en el otro, no dijimos palabra, pero ambos lo sabíamos: cada uno pensaba en su mujer. De vez en cuando yo levantaba la vista al cielo y veía diluirse las estrellas al primer albor rosáceo de la mañana que comenzaba a mostrarse tras una oscura franja de nubes. Pero mi mente se aferraba a la imagen de mi mujer, a quien vislumbraba con extraña precisión. La oía contestarme, la veía sonriéndome con su mirada franca y cordial. Real o no, su mirada era más luminosa que el sol del amanecer. Un pensamiento me petrificó: por primera vez en mi vida comprendí la verdad vertida en las canciones de tantos poetas y proclamada en la sabiduría definitiva de tantos pensadores. La verdad de que el amor es la meta última y más alta a la que puede aspirar el ser humano. Fue entonces cuando aprehendí el significado del mayor de los secretos que la poesía, el pensamiento y el credo humanos intentan comunicar: la salvación del ser humano está en el amor y a través del amor. Comprendí cómo el ser humano, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad —aunque sea solo momentáneamente— si contempla al ser querido. Cuando el ser humano se encuentra en una situación de total desolación, sin poder expresarse por medio de una acción positiva, cuando su único objetivo es limitarse a soportar los sufrimientos correctamente –con dignidad– ese hombre puede, en fin, realizarse en la amorosa contemplación de la imagen del ser querido.

José Saramago - Carta para Josefa, minha avó

Tens noventa anos. És velha, dolorida. Dizes-me que foste a mais bela rapariga do teu tempo — e eu acredito. Não sabes ler. Tens as mãos grossas e deformadas, os pés encortiçados. Carregaste à cabeça toneladas de restolho e lenha, albufeiras de água.

Viste nascer o sol todos os dias. De todo o pão que amassaste se faria um banquete universal. Criaste pessoas e gado, meteste os bácoros na tua própria cama quando o frio ameaçava gelá-los. Contaste-me histórias de aparições e lobisomens, velhas questões de família, um crime de morte. Trave da tua casa, lume da tua lareira — sete vezes engravidaste, sete vezes deste à luz.

Não sabes nada do mundo. Não entendes de política, nem de economia, nem de literatura, nem de filosofia, nem de religião. Herdaste umas centenas de palavras práticas, um vocabulário elementar. Com  isto viveste e vais vivendo. És sensível às catástrofes e também aos casos de rua, aos casamentos de princesas e ao roubo dos coelhos da vizinha. Tens grandes ódios por motivos de que já perdeste lembrança, grandes dedicações que assentam em coisa nenhuma. Vives. Para ti, a palavra Vietname é apenas um som bárbaro que não condiz com o teu círculo de légua e meia de raio. Da fome sabes alguma coisa: já viste uma bandeira negra içada na torre da igreja.(Contaste-mo tu, ou terei sonhado que o contavas?)

Transportas contigo o teu pequeno casulo de interesses. E, no entanto, tens os olhos claros e és alegre. O teu riso é como um foguete de cores. Como tu, não vi rir ninguém. Estou diante de ti, e não entendo. Sou da tua carne e do teu sangue, mas não entendo. Vieste a este mundo e não curaste de saber o que é o mundo. Chegas ao fim da vida, e o mundo ainda é, para ti, o que era quando nasceste: uma interrogação, um mistério inacessível, uma coisa que não faz parte da tua herança: quinhentas palavras, um quintal a que em cinco minutos se dá a volta, uma casa de telha-vã e chão de barro. Aperto a tua mão calosa, passo a minha mão pela tua face enrugada e pelos teus cabelos brancos, partidos pelo peso dos carregos — e continuo a não entender. Foste bela, dizes, e bem vejo que és inteligente. Por que foi então que te roubaram o mundo? Quem to roubou? Mas disto talvez entenda eu, e dir-te-ia o como, o porquê e o quando se soubesse escolher das minhas inumeráveis palavras as que tu pudesses compreender. Já não vale a pena. O mundo continuará sem ti — e sem mim. Não teremos dito um ao outro o que mais importava. Não teremos, realmente? Eu não te terei dado, porque as minhas palavras não são as tuas, o mundo que te era devido. Fico com esta culpa de que me não acusas — e isso ainda é pior. Mas porquê, avó, por que te sentas tu na soleira da tua porta, aberta para a noite estrelada e imensa, para o céu de que nada sabes e por onde nunca viajarás, para o silêncio dos campos e das árvores assombradas, e dizes, com a tranquila serenidade dos teus noventa anos e o fogo da tua adolescência nunca perdida: "O mundo é tão bonito, e eu tenho tanta pena de morrer!"

É isto que eu não entendo — mas a culpa não é tua.


viernes, 6 de abril de 2018

Jorge Luis Borges - La lluvia

Bruscamente la tarde se ha aclarado
porque ya cae la lluvia minuciosa.
Cae o cayó. La lluvia es una cosa
que sin duda sucede en el pasado.

Quien la oye caer ha recobrado
el tiempo en que la suerte venturosa
le reveló una flor llamada rosa
y el curioso color del colorado.

Esta lluvia que ciega los cristales
alegrará en perdidos arrabales
las negras uvas de una parra en cierto

patio que ya no existe. La mojada
tarde me trae la voz, la voz deseada,
de mi padre que vuelve y que no ha muerto.

Mario de Andrade - El valioso tiempo de los maduros

...Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas:
las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos que tratan de desacreditar a los más capaces para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...
Sin muchas golosinas en el paquete...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores.
Que no se envanezca con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de hora.
Que no huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Caminar junto a cosas y personas de verdad, disfrutar de un afecto absoluto y sin fraudes, nunca será pérdida de tiempo.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente que sepa tocar el corazón de las personas...
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí... tengo prisa... por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan...
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás...

miércoles, 28 de marzo de 2018

Miguel Hernández - Sigo en la sombra, lleno de luz; ¿existe el día?

Sigo en la sombra, lleno de luz; ¿existe el día?
¿Esto es mi tumba o es mi bóveda materna?
Pasa el latido contra mi piel como una fría
losa que germinara caliente, roja, tierna.

Es posible que no haya nacido todavía,
o que haya muerto siempre. La sombra me gobierna.
Si esto es vivir, morir no sé yo qué sería,
ni sé lo que persigo con ansia tan eterna.

Encadenado a un traje, parece que persigo
desnudarme, librarme de aquello que no puede
ser yo y hace turbia y ausente la mirada.

Pero la tela negra, distante, va conmigo
sombra con sombra, contra la sombra hasta que ruede
a la desnuda vida creciente de la nada.


lunes, 5 de marzo de 2018

Miguel Hernández - El niño yuntero

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado.

Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida
un alma color de olivo
vieja ya y encallecida.

Empieza a vivir, y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir, y siente
la vida como una guerra
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvia y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?
¿De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.


jueves, 1 de marzo de 2018

Dylan Thomas - And death shall have no dominion

And death shall have no dominion.
Dead man naked they shall be one
With the man in the wind and the west moon;
When their bones are picked clean and the clean bones gone,
They shall have stars at elbow and foot;
Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
Under the windings of the sea
They lying long shall not die windily;
Twisting on racks when sinews give way,
Strapped to a wheel, yet they shall not break;
Faith in their hands shall snap in two,
And the unicorn evils run them through;
Split all ends up they shan't crack;
And death shall have no dominion.

And death shall have no dominion.
No more may gulls cry at their ears
Or waves break loud on the seashores;
Where blew a flower may a flower no more
Lift its head to the blows of the rain;
Though they be mad and dead as nails,
Heads of the characters hammer through daisies;
Break in the sun till the sun breaks down,
And death shall have no dominion.

(Y la muerte no tendrá señorío.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios,
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Bajo las ondulaciones del mar
los que yacen tendidos no moriran aterrados;
retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden,
amarrados a una rueda, aún no se romperán;
la fe en sus manos se partirá en dos,
y los penetrarán los daños unicornes;
rotos todos los cabos ya no crujirán más;
y la muerte no tendrá señorío.

Y la muerte no tendrá señorío.
Aunque las gaviotas no griten más en su oído
ni las olas estallen ruidosas en las costas;
aunque no broten flores donde antes brotaron ni levanten
ya más la cabeza al golpe de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos,
las cabezas de los cadaveres martillearan margaritas;
estallarán al sol hasta que el sol estalle,
y la muerte no tendrá señorío.
)

viernes, 16 de febrero de 2018

Carl Jung - Recuedos, sueños, pensamientos

(fragmento)

De mí estoy asombrado, desilusionado, contento. Estoy triste, abatido, entusiasmado. Yo soy todo esto también y no puedo sacar la suma. No estoy en condiciones de comprobar un valor o una imperfección definitiva, no tengo juicio alguno sobre mi vida ni sobre mí. De nada estoy seguro del todo. No tengo convicción alguna definitiva, propiamente de nada. Sólo sé que nací y existo y me da la sensación de que soy llevado. Existo sobre la base de algo que no conozco. Pese a toda la inseguridad, siento una solidez en lo existente y una continuidad en mi ser.

El mundo en el que nacemos es rudo y cruel y al mismo tiempo de belleza divina. Es cuestión de temperamento creer qué es lo que predomina: el absurdo o el sentido. Si el absurdo predomina se desvanecería en gran medida el sentido de la vida en rápida evolución. Pero tal no es – o me parece ser – el caso. Probablemente, como en todas las cuestiones metafísicas, ambas cosas son ciertas: la vida es sentido y absurdo o tiene sentido y carece de él. Tengo las angustiosa esperanza de que el sentido prevalecerá y ganará la batalla.


lunes, 12 de febrero de 2018

Miguel Hernández - Menos tu vientre

Menos tu vientre,
todo es confuso.
Menos tu vientre,
todo es futuro
fugaz, pasado
baldío, turbio.
Menos tu vientre,
todo es oculto.
Menos tu vientre,
todo inseguro,
todo postrero,
polvo sin mundo.
Menos tu vientre,
todo es oscuro.
Menos tu vientre
claro y profundo.

viernes, 9 de febrero de 2018

Boris Pasternak - Doctor Zhivago

(fragmento)

Entonces comprendieron que la vida cuando es igual a la que nos rodea, la vida que se sumerge en la vida de todos sin dejar señal, es verdadera vida, y que la felicidad solitaria no es felicidad.

León Tolstói - Felicidad conyugal

(fragmento)

He vivido muchas cosas y creo que ahora sé lo que se necesita para ser feliz.
Una vida tranquila y alejada en el campo, con la posibilidad de ser útil a otras personas con las que resulta fácil hacer el bien y que no están acostumbradas a que las ayuden. Quizá un trabajo que sea de algún provecho y luego descansar, la naturaleza, libros, música, el amor al prójimo.
Esa es mi idea de la felicidad.
Y para culminar todo lo anterior, que usted fuera mía y que tuvieramos hijos tal vez. Qué más puede desear el corazón de un hombre.

jueves, 1 de febrero de 2018

Anónimo - Eclesiastés 3

1
Todo tiene su tiempo, y todo lo que
se quiere debajo del cielo tiene su hora:

2
Tiempo de nacer y tiempo de morir;
tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado;

3
tiempo de matar y tiempo de curar;
tiempo de destruir y tiempo de edificar;

4
tiempo de llorar y tiempo de reír;
tiempo de lamentar y tiempo de bailar;

5
tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntarlas;
tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar;

6
tiempo de buscar y tiempo de perder;
tiempo de guardar y tiempo de tirar;

7
tiempo de rasgar y tiempo de coser;
tiempo de callar y tiempo de hablar;

8
tiempo de amar y tiempo de aborrecer;
tiempo de guerra y tiempo de paz.


viernes, 26 de enero de 2018

William Faulkner - The wild palms

Given the choice between the experience of pain and nothing, I would choose pain.

(Dada la opción de elegir entre experimentar el dolor y la nada, yo elegiría el dolor.)




Miguel Hernández - El silbo de la sequía

(framento)

¡Agua para la Tierra!, todo clama,
y, ceñudo, el Señor no la derrama.

¡Ay, sequía, sequía,
ni corre un río ni una madre cría!
Llorad, llorad: lloremos
hermanos de la tierra,
a ver si nuestro llanto apiada al cielo.
Llorad, llorad; lloremos
sobre el inacabable surco abierto
y ante el monte de piedra inacabable,
a ver si redimimos las espigas,
los rebaños, las aves y las hierbas.

martes, 16 de enero de 2018

Sílvia Pérez Cruz - Loca

Loca y boca.
Y aunque bese con sus frutas,
de palabra se equivoca.
Mis voces son aire, vuelan,
mis días son tierra, pesan,
mis lunas son soles, mientes,
mis ojos son agua, fuentes.

Ay, como me pesan las alas,
ay, ganas de besarte aire,
mis plumas están cansadas,
haz que mi corazón baile.

Ay, loca, loca, loquita, loca,
así es mi boca,
aunque bese con sus frutas,
de palabra se equivoca.

Soledad en compañía,
versos que se vuelven besos,
cuídenme el alma mía
sin disfrazar los silencios.

Quiero, quiero mi duda infinita,
ay tanto, ay tanto vino tinto y verte.
Ay mamá, ay mamá,
mi rumbo es quererte.

Déjame vivir la vida,
tierra, mar y pinos verdes.
Ay, loca, loquita, loca.


lunes, 15 de enero de 2018

Percy Bysshe Shelley - The Masque of Anarchy

(fragmento)

Rise, like lions after slumber
In unvanquishable number!
Shake your chains to earth, like dew
Which in sleep had fallen on you:
Ye are many—they are few!
   
(¡Alzaos como leones tras el sueño
en número invencible!
Tirad las cadenas al suelo, como rocío
caído mientras dormíais:
¡Vosotros sois muchos, ellos son pocos!
)

viernes, 12 de enero de 2018

Chicho Sánchez Ferlosio - Gallo rojo, gallo negro

Cuando canta el gallo negro
es que ya se acaba el día.
Si cantara el gallo rojo
otro gallo cantaría.

Ay, si es que yo miento,
que el cantar que yo canto
lo borre el viento.
Ay, qué desencanto
si me borrara el viento
lo que yo canto.

Se encontraron en la arena
los dos gallos frente a frente.
El gallo negro era grande
pero el rojo era valiente.

Se miraron cara a cara
y atacó el negro primero.
El gallo rojo es valiente
pero el negro es traicionero.

Gallo negro, gallo negro,
gallo negro, te lo advierto:
no se rinde un gallo rojo
mas que cuando está ya muerto.


martes, 2 de enero de 2018

Luis Cernuda - El viento y el alma

Con tal vehemencia el viento
viene del mar, que sus sones
elementales contagian
el silencio de la noche.

Solo en tu cama le escuchas
insistente en los cristales
tocar, llorando y llamando
como perdido sin nadie.

Mas no es él quien en desvelo
te tiene, sino otra fuerza
de que tu cuerpo es hoy cárcel,
fue viento libre, y recuerda.

Paul Auster - El país de las últimas cosas

(fragmento)

Éstas son las últimas cosas, desaparecen una a una y no vuelven jamás. Puedo hablarte de las que yo he visto, de las que ya no existen; pero dudo que haya tiempo para ello. Ahora todo ocurre tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo. No espero que me entiendas.